El día 27 de abril de 1867, la ciudad de Querétaro se encontraba sitiada por las fuerzas republicanas comandadas por el General Mariano Escobedo, quedando esa fecha marcada por dos trascendentes acontecimientos, producto del heroísmo más puro, y como tal, sin importar quien lo realizase, ni su partido de pertenencia; liberal o conservador; solamente importaba el acto humano, llevado al máximo, en el cumplimiento del deber. Y los dos acontecimientos resultaban de suma trascendencia.

El hecho más conocido; por tratarse de quien lo realizó, y porque en él participaron miles de personas, lo fue, el rompimiento y salida del Sitio de Querétaro, la mañana del 27 de Abril, cuando el General Miguel Miramón logró dispersar a las fuerzas sitiadoras, que huyeron desconcertadas, haciendo un gran número de prisioneros arrancados de sus trincheras en el Cerro del Cimatario, dejando abierta una gran brecha, que le hubiese dado la garantía de salir de la ciudad sitiada, pero; al no sentir que era lo correcto el abandonar a su suerte al Emperador Maximiliano y fiel a sus convicciones, regresó para recibir órdenes de él. y entregarle a los prisioneros y el armamento capturado a los republicanos. Este acto militar, festejado hasta la exageración por los Imperiales, fue más conocido que el otro hecho no menos heroico, en que por la tarde del mismo día 27 de abril, participó un humilde soldado republicano; uno más de la tropa, el que hasta antes de que a sus pies estallara una granada y le arrancara de las manos su fusil.

José Cosme Damián Carmona Ortiz, un soldado raso, proveniente del pueblo, como la gran mayoría de los soldados, de origen muy humilde y nacido en un pueblo de San Luis Potosí, el 25 de septiembre de 1844. Calabacillas como se llamaba un poblado de San Miguel Mexquitic. Sus padres; Francisco Carmona y Juana Ortiz, indígenas analfabetas que se dedicaban a la agricultura y al comercio de jarros de barro. Soldado que se encontraba al servicio de la República, el que ese día pasaría con su actuar a la historia

En los tiempos difíciles que Damián Carmona le tocó vivir, una de las actividades que podía garantizar un ingreso para poder comer, era causar alta en el ejército, por lo que se unió al 5to batallón de infantería de San Luis Potosí, al mando del coronel Verástegui.

Durante el Sitio a la ciudad de Querétaro, el 5to batallón de San Luis Potosí, es el que cubre la zona del rio, en donde se levantaron trincheras y se aprovecharon viejas edificaciones existentes; como obras hidráulicas y lo que quedaba del viejo rastro, del que aún se conserva un alto muro de adobe, conocido como “el paredón” en la plaza que lleva el nombre de Damián Carmona. (Algunos autores ubican este acontecimiento, por el rumbo del Puente Colorado).

Esa tarde, Damián Carmona se desempeñaba como centinela en la trinchera que guarnecía su batallón, y durante todo el día, el cañoneo que había sido constante, como respuesta de lo acontecido en las primeras horas del día, con la salida de Miguel Miramón por el Cimatario y las pérdidas sufridas por los republicanos que respondían con fuego muy intenso.

Una de las granadas disparadas por el Ejército Imperial desde el convento de la Cruz, cayó hasta los pies del centinela Damián Carmona, quien, sin moverse un solo paso, la ve explotar y arrancarle el fusil de sus manos. Pero, estando la suerte de su lado, no sufre ninguna herida, concretándose a con tranquilidad comunicarle a su superior “Cabo de cuarto, otro fusil que estoy desarmado” y como si no hubiese pasado nada, recibe otro fusil sin moverse de su puesto; como minutos antes al estar a punto de perder la vida.

El coronel Verásategui, que comandaba el 5to batallón de San Luis Potosí, al enterarse de lo sucedido, asciende a cabo al heroico soldado Damián Carmona, como reconocimiento a la serenidad y valor del soldado Carmona, que llena de gloria y honra a los hijos de San Luis y a los soldados de México.

Unos días después al triunfo de la República, la noticia corrió rápidamente en San Luis Potosí, que era la sede de los poderes del gobierno del Presidente Juárez, ciudad, en que con un sentimiento de orgullo, al sentir que uno de sus paisanos había tenido un comportamiento digno de ser reconocido, decidieron honrar al cabo Damián Carmona, enviándole “una corona de laurel, entretejida con monedas de oro, para ponerla en sus sienes”, en una ceremonia pública, frente a todos los soldados de los batallones de San Luis Potosí y Querétaro, con la asistencia del Gobernador Julio María Cervantes.

En el Archivo del Estado de Querétaro, se encuentran, los comunicados; entre el Gobernador de San Luis Potosí J. Bustamante y el de Querétaro coronel Julio María Cervantes, acordando realizar el solemne acto, el día 20 de junio; un día después del fusilamiento de Maximiliano y sus Generales. Este acto se celebró en la “Plaza del Recreo” la que ocupaba la mitad norte del actual jardín Zenea y con la representación del comandante en jefe del Ejército Republicano, Don Mariano Escobedo, acudió el coronel Juan C. Doria comandante de los cazadores de Galeana, la mejor corporación del Ejército Republicano.

Con la reorganización del ejército, el 5to batallón de San Luis Potosí fue licenciado, regresando el cabo Damián Carmona a su tierra; el que al igual que los otros soldados, conservó su uniforme, prenda que muy poco tiempo después; al morir; con ella sería sepultado en el panteón llamado “de abajo” en su pueblo de Mexquitic.

En el año de 1945, La Secretaria de la Defensa Nacional, comisionó al Capitán José Trinidad Cruz Torres, quien después de realizar una investigación y mediante el acta de defunción, logró precisar al exhumar unos restos, y por un trozo de madera de una vieja cruz, con parte del nombre del difunto, teniendo con esto la certeza, de que por lo encontrado junto a los restos, era la prueba de que el difunto había pertenecido al 5to batallón, esto fue por los viejos botones de su uniforme.

Al rescatar los restos del cabo Damián Carmona, cuando en unos años más se conmemoraría lo ocurrido esa tarde, en que, estando este soldado de guardia, le había estallado una granada a los pies, desarmándolo, y su comportamiento era digno de un soldado mexicano, que en cumplimiento de su deber, con serenidad exclamó: “cabo de cuarto otro fusil, que estoy desarmado” y teniéndose con esta actitud una acción heroica digna de reconocerse, se decidió; que en esa fecha, se declarase El Día del Soldado, quedando desde entonces el 27 de Abril, como día del Soldado de Infantería.

Por Jaime Zuñiga Burgos

Queretano por nacimiento, Jaime Zúñiga Burgos cuenta con una muy amplia trayectoria en actividades políticas, sociales y culturales. Su formación de médico cirujano y licenciado en derecho, así como sus estudios de maestro en administración pública lo enfocan al humanismo. Lo mismo ha recuperado valiosas piezas arqueológicas que ha rescatado, importante documentos para la historia de México como el testamento original de Doña Josefa Vergara y Hernández, el decreto del presidente Benito Juárez para el cambio del sistema de medidas en la Republica, las mercedes de aguas del pueblo de Querétaro entre otros. Además de la ubicación de los restos del Marqués Juan Antonio de Urrutia y Arana en la iglesia de San Hipólito en la capital de la Republica. Preocupado por la pérdida de documentos de Querétaro junto con otros distinguidos académicos, fundó Preserva Patrimonio A.C. organismo creado para el rescate de nuestro patrimonio histórico. Actual Cronista del estado de Querétaro

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