El nacimiento del Seguro social, no resulto nada fácil, las manifestaciones masivas invadieron las calles de la ciudad de México ante la inconformidad de los que no alcanzaban a comprender las bondades que la nueva Institución les brindaría.
Durante la expansión gradual del IMSS para alcanzar la cobertura que se pretendía, le tocó a Querétaro en los años 50 del pasado siglo, recibir los servicios médicos que se brindaron inicialmente en lo que durante largos años había sido el conocido “Sanatorio Paulin” en las calles de Juárez Sur, junto a La Academia, lugar en el que médicos como el Dr. Arturo Guerrero Ortiz, Antonio Sánchez Obregón, Felipe López Herrera, Gustavo Camacho Montiel, Pedro Cárdenas y Francisco M. Rivera, dieron su esfuerzo y total entrega para ser los pioneros de la seguridad social.
Poco tiempo después; en las calles de Ignacio Allende, funcionaba una extensión del Instituto que atendía a la población femenina y a la que se le conoció con el nombre de “Casa de la Asegurada” en sus dos locales, de amplias construcciones queretanas, las que con el paso del tiempo resultaron insuficientes, así como también los consultorios médicos. A esto le siguió el acelerado crecimiento industrial y el consecuente aumento de la recaudación de las cuotas obrero patronales y gubernamentales, en un sistema “tripartita” que aumentó considerablemente las finanzas, en lo que se conoció como la etapa dorada del IMSS y es aquí, cuando los errores dieron inicio. Se construyeron los grandes centros vacacionales; Oaxtepec, La Trinidad, La Malinche y hasta se adquirió un equipo de futbol “el Atlante”, dándose el lujo de tener en la banca al jugador estrella brasileño “Cabinho” que ganaba lo que no ganaban varios especialistas juntos. El gran crecimiento poblacional que por deficientes políticas demográficas Gubernamentales, y frenadas por el clero que quiere tener “más ovejas” aunque estas estén hambrientas y que ha dado como resultado, que exista siempre disparidad entre lo que se ofrece y la permanente y explosiva demanda.
Las cargas de trabajo; ya de por si muy pesadas para los trabajadores del Seguro Social y en general del Sector Salud, se encuentran; por políticas carentes de soporte real y lógico, como aquella empleada por un gobierno del D.F., que para solucionar la problemática vial en el viaducto, pintó dos rayas en vez de una, para hacer tres carriles en lugar de dos
Esta misma política errónea se aplicó con el “Seguro Popular” para “montarlo” en la existente infraestructura y con los mismos recursos tratar de dar atención “a todo México”.
Es el Seguro Social, una zona de conflicto, en dónde el apremio del paciente por ser atendido, choca con la realidad, por la falta de personal y de recursos, “para el enfermo, su problema esta primero y porque “paga sus cuotas” y debe de ser atendido, aun en casos de no ameritarlo”. Esto es, por el incomprendido concepto de que se tiene de lo que es un seguro, que es para usarlo cuando en realidad se necesita, pasando por alto, de que otros derechohabientes ocupan el tiempo del personal. El trabajador más tranquilo y jovial, ante el paso del tiempo, con la agresividad de algunos de los asistentes a los servicios, casi siempre familiares del enfermo que se muestran de manera poco educada, van trasformando al personal que adopta una actitud defensiva e irritable, ante lo que a nuestro criterio, podía considerarse como una enfermedad profesional, ocasionada como resultado de su trabajo; la neurosis.
En sus más de setenta años, el IMSS a dado mucho a México, brindando protección a los trabajadores y a las clases medias y que en la actualidad significa la única defensa, ante la nueva modalidad de los “Hospitales Empresas”, que son muy diferentes en su comportamiento económico, con el del médico que ejercía el verdadero apostolado y en el que no se veía la voracidad, porque ante la escases de dinero, recibían gallinas como pago a sus servicios y cuando ni estas les daban, se conformaban con un simple “Gracias Doctor”. Ahora; ni con la casa es suficiente para pagarles, ¡ya no se puede uno enfermar!.
¡Cuidemos al seguro Social!
Es por nuestro propio bien.
Publicado originalmente en el periódico Raíces.