Fuente: Plaza Juarez.MX por Prisciliano Gutiérrez

“Queretano soy señores y le atoro a las manganas.

Le entro a todos los amores porque siempre me dan ganas

y traigo pa’ los traidores al Cerro de las Campanas.”

Corrido emblemático

A finales de los años ochenta, mi amiga, la queretana Silvia Hernández, en ese tiempo Dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, un poderoso sector del PRI, me designó Delegado General en la vecina entidad, con dos propósitos fundamentales: el primero, realizar la auscultación y, en su caso, elegir al nuevo Secretario General de la CNOP, pues el periodo del Doctor Alfonso Ballesteros (después Presidente Municipal de la capital del Estado) había concluido; el segundo, representar a Silvia en la entidad federativa de su origen, cuando comenzaban las inquietudes para renovar al titular del Poder Ejecutivo, cuya responsabilidad recaía entonces en la persona de Mariano Palacios Alcocer, personaje de altos vuelos, quien sería Presidente del CEN de su Instituto Político, Embajador en El Vaticano y mi amigo personal desde nuestra primera juventud, como triunfadores, con algunos años de diferencia, en sendos concursos nacionales de Oratoria. Él, casi adolescente, yo, en el límite de la edad que fijaba la convocatoria.

Para cumplir con la primera encomienda, había que recorrer en lo general y después en lo particular, una por una las biografías que llenaban los requisitos para liderar el Sector en todos y cada uno de los diecisiete municipios, desde La Sierra hasta El Valle, así como llenar los zapatos del viejo líder y virtuoso pianista, quien concluía su dirigencia. Después, las mismas organizaciones lo ungieron candidato a la Presidencia Municipal.

Mariano Palacios, hombre de amplia cultura, excelente trato; en su relación conmigo fue siempre fiel a su estilo de fino tribuno, sin perder las formas a que lo obligaba su estatus de primer mandatario de la entidad; sus atenciones llegaban por medio de su Secretario Particular, Mariano Lemus Gas (de cercanas raíces hidalguenses), también unido a Silvia Hernández por trágico destino: ambos se desplomaron en un avión, en plena Ciudad de México, salvando milagrosamente sus vidas. Los dos, en macabra apuesta, afrontaron las dolorosas terapias para recuperarse de las severas quemaduras, siempre valientes, optimistas… Silvia Hernández y Mariano Lemus, la plana mayor del CREA, máximos representantes del óptimo organismo juvenil en la República.

Tiempo después tuve oportunidad de tratar a Mariano en su residencia de Embajador Mexicano en El Vaticano. Fui como participante en un Congreso Internacional de Magistrados de Tribunales de Justicia Administrativa; repito: siempre cordial, generoso, amable…

Después de esta pequeña digresión, regresó a Querétaro, en donde las poderosas organizaciones que formaban el Sector Popular del PRI en el Estado, obviamente tenían a sus respectivos “gallos” (hombres y mujeres) para arribar a la dirigencia estatal. Todos sabíamos la cercanía de Jaime Zúñiga Burgos con su paisana, la Dirigente Nacional. Aunque parezca mentira, esta circunstancia juega en contra de quien participa en una contienda política que se precia de democrática. La sospecha, la maledicencia, el afán del adversario por ensuciar un proceso y hasta el “fuego amigo”, inundaban las páginas de los periódicos y las reuniones de las organizaciones, quienes no se resignaban a dejar pasar un periodo completo con una dirigencia ajena a sus propios cuadros.

Jaime Zúñiga Burgos: Médico Cirujano, Licenciado en Derecho, ex Dirigente del Sindicato del Seguro Social, ex Diputado Local… hombre de gran presencia social, familiar y de probada queretaneidad, se destacó desde el primer momento como el mejor de los aspirantes y sin problemas alcanzó la aprobación de las organizaciones reunidas en un congreso altamente representativo, que se celebró en uno de los grandes hoteles, de los cuales Querétaro ya disponía en esa época. Ungido por el voto de sus compañeros de sector, el médico Zúñiga se incorporó desde el primer momento a las actividades políticas, cuya mira inmediata era llevar a la Dirigente Nacional a la candidatura primero, y después al gobierno del Estado.

Finalmente, las cosas no resultaron como se habían planeado: Silvia Hernández no alcanzó la gubernatura, pero logró ser Senadora. El Doctor Ballesteros, muchos años dirigente del Sector Popular, como ya dije, fue titular de la Presidencia Municipal gracias a la aprobación de quien resultó candidato y luego Gobernador de Querétaro: el caballeroso Senador Enrique Burgos García, con quien yo guardaba (y guardo) una excelente relación forjada en cuestiones académicas y legislativas.

La política es asunto de tiempos y circunstancias. Después de algunos años de estrecha relación con Jaime Zúñiga Burgos, con Rubén Páramo Quero y otros miembros de ese equipo de trabajo, Silvia se incorporó al Senado, Jaime a cuestiones académicas y yo a las actividades políticas, administrativas y jurisdiccionales, propias de mi perfil, a nivel nacional y dentro de mi entidad federativa, pero las amistades fuertes no se olvidan y el Médico Zúñiga siempre estuvo presente en mis recuerdos y en mis afectos.

Así, un día reciente pedí a Fabiola Mondragón, compañera Magistrada queretana, investigar el número telefónico de mi entrañable amigo. Así lo hizo y reanudamos la conversación interrumpida hacía apenas algunos ayeres.

Resulta que, en el lapso de nuestra ausencia, Jaime Zúñiga se consolidó como lo que es: gran personaje, autor de medio centenar de libros que le da autoridad moral e intelectual para ser, con absoluto derecho, Cronista del Municipio de El Marqués y del Estado de Querétaro. Aún recuerdo las sabrosas pláticas que teníamos cuando me explicaba la historia de alguna de las hermosas casas de la ciudad, sus dueños, sus habitantes, sus fantasmas (que la habitan desde la época colonial).

Está haciendo lo que siempre quiso hacer. Su paso por la política fue circunstancial; su formación como Médico y Abogado, son rasgos meramente profesionales que le exigía su espíritu de servicio.

Hoy, metido en sus recuerdos y vivencias de su Querétaro del alma; de todos y cada uno de sus municipios; de los personajes de su historia, de sus mitos y leyendas, Jaime Zúñiga Burgos se erige como patrimonio cultural de su entrañable tierra.

Recientemente, sus amigos, miembros de la intelectualidad de su Estado, le hicieron un sentido homenaje con motivo de la presentación de su libro número cincuenta. La cifra se dice fácil, pero es difícil de imaginar el esfuerzo para alcanzarla y mantenerla. Espero que esto no repercuta de manera irreversible en su estado de salud. Desde fuera leí y disfruté los conceptos que sobre él se vertieron: ¡Justicia pura! Los admiradores de su pluma y de su persona, hacemos votos por su pronta recuperación.

Gracias mi muy estimado amigo Prisciliano. Un Muy sincero y fraterno abrazo al estado de Hidalgo.

Jaime Zúñiga Burgos

Fuente: https://plazajuarez.mx/2023/10/16/jaime-zuniga-burgos-el-hombre-el-queretano-el-cronista-el-amigo/

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