Don José de Escandón, nació en Soto la Marina, provincia de Burgos, España el 19 de marzo aunque otros de sus biógrafos dan la fecha del 24 de junio, de 1700. A la edad escasa de 16 años, arribó a la Nueva España, por el puerto de Progreso, Yucatán, estableciéndose en Mérida en el año de 1715, mismo de su arribo como Cadete de la Compañía de Caballeros Montados Encomenderos de la provincia de Yucatán, a la que sirvió durante 6 años.
Por sus méritos en los hechos de armas registrados en el tiempo que sirvió como cadete, para desalojar a los corsarios ingleses que pretendían apoderarse de la Laguna de Términos, en Campeche, fue trasladado a la ciudad de Querétaro, donde se le confirió el título de Teniente de una de las compañías de milicias reales acantonadas en esta ciudad, en cuyo cargo se distinguió en las constantes escaramuzas que se tenían con los indios de la Sierra Gorda, lo cual le permitió conocer a dedillo el terreno hasta en sus sitios menos accesibles, bien por lo cerrado de la misma tierra y de sus montes, como por ser lugares reservados a los bárbaros.
En todas estas entradas a la Sierra, estudió a perfección las causas que estorbaban para la pacificación de esta región tan inaccesible como importante, “siendo las principales la cruel esclavitud, la vil explotación y los injustos vejámenes a que estaban condenados los indios en las llamadas congregas, así como la inopia permanente y el absoluto desamparo de las misiones, que les impedían cumplir con sus cristianos y caritativos empeños.”
Esta experiencia, repetimos le permitieron la conquista total de la Sierra Gorda en forma humana e inteligente, haciéndola en unión del padre Pérez de Mezquía, campo propicio para la tarea evangelizadora que había de culminar posteriormente con Fray Junípero Serra.
En esta época también, precisamente en el año de 1727, su valor y habilidad al frente de 80 hombres de su regimiento, permitieron el sometimiento incruento de la terrible rebelión suscitada en la jurisdicción de nuestra señora de la Concepción de Zalaya, actualmente Celaya, Guanjuato, intervención que obligo al señor Don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte, entonces virrey de la Nueva España, a otorgarle el grado de Sargento Mayor del Regimiento de milicias al que servía. Luego, en los años de 1728 a 1734 sofoca las rebeliones de la Sierra Gorda, donde establece en el lugar denominado “Media Luna” al pie del cerro de San Cristóbal, su primera fundación con 50 familias “para el abrigo y amparo de su antiguo mineral desertado por las incursiones de los bárbaros”; la del real y minas de Santa Fe de Quanashuato y la de diez mil indios otomíes y chichimecas en San Miguel el Grande, en todas estas regiones provocadas por las explotación inhumana de sus encomenderos o “protectores” y de los capataces que eran peor que los encomenderos.
Tan acertadas como hábiles intervenciones, le vale el título de coronel de su propio regimiento, el cual le es otorgado en 1740. En el siguiente año, 1741, el de teniente de capitán General de la Sierra Gorda y sus fronteras, cuya conquista inicia el 3 de abril de 1744 con 50 soldados montados, acompañado de Fray Pedro Pérez de Mezquía, comisario del Colegio de Propaganda Fide de San Fernando, hijo predilecto del de la Santa Cruz de Querétaro, dos veces guardián de esta último, comisionado por ambas corporaciones para la conquista espiritual de la Sierra Gorda. Conquista que comenzó por Tolimán, luego por Cadereyta, Pácula, Guadalupe, Fuenclara y Jalpan.
Dirige varias comunicaciones al Agustino residente en Xilitla a cuyo cargo esta la región de Jalpan para que se presente a entregar este lugar, y en tanto tiene contestación, Escandón, Pérez de Mezquía, Baltazar Coronel, los sacerdotes y soldados acompañantes se dirigen a Landa, distante 6 leguas, donde el 20 de abril de ese mismo año de 1744 funda la misión de Santa María de la Purísima Concepción del Agua o de nuestra señora de la Purísima Concepción del Agua con 193 familias de indios, que constituyen 504 individuos en total, dos misioneros y tres solados.
Retorna de inmediato a Jalpan, lugar al que llega el padre Lucas Cabeza de Vaca, Agustino residente en Xilitla y en su presencia entrega al padre Pérez de Mezquía y a Gaspar Fernández de la Rama nombrado por los franciscanos Síndico de la Misión y de sus temporalidades, declarándola formalmente fundada con la designación de Santiago de Jalpan con 402 familias de indios y 134 de “gente de razón” con un total de 1857 individuos, más dos sacerdotes, un lego y varios solados designando a Baltazar Coronel descendiente de pames y de mexicanos, hombre muy versado en las lenguas de la región y de gran ascendiente entre los nativos, como su “gobernador” hechos estos registrados, el día 23 de ese propio mes de abril.
Señala a Jalpan como centro de sus operaciones, tanto como su ideal ubicación estratégica, así como por ser el centro de las fundaciones que realizaría para apoyar a este lugar, en un viejo litigio sostenido por los moradores de la “Villa de nuestra señora del Mar Herrera” ahora el Saucillo, quienes encabezados por el teniente de Caudillo Juan Antonio de Saldívar querían arrebatar sus fueros a Jalpan para continuar con la desenfrenada explotación de los recursos y de los naturales de la región.
Al siguiente día, Escandón Pérez de Mezquía , frailes y soldados restantes, reinician la marcha hacia el noroeste dirigiéndose hacia Conca, estableciendo a un lado del río de este propio nombre el 25 de abril de ese mismo año, la misión de San Miguel Arcángel con 144 familias indígenas que representan 439 personas, un fraile y tres soldados.
Posteriormente se dirigen a Tilaco donde el día primero de mayo fundan la misión de San Francisco de Asís, con 204 familias que constituyen en total 749 individuos, dos sacerdotes y tres soldados y luego encaminan sus pasos hacia el noreste rumbo a Tancoyol.
En este sitio el 3 de mayo, establece la misión de Nuestra Señora de la Luz con 218 familia indias que constituyen 643 individuos, dos misioneros y 5 soldados.
Lamentablemente, y lo que resulta muy raro para la meticulosidad asumida por Escandón en todos sus actos e informes omite los nombres de los misioneros fundadores de estas misiones, dato importantísimo y no solo del punto de vista histórico si no de moral, como base para rendir homenaje a su memoria salvo lo de los padres Pedro Pérez de Mezquía y Josep Sierpe, establecidos en Landa y de Juan Escudero y Mariano y Josep de Farfan de Tilaco.
Estas fundaciones no fueron afortunadas ni prosperaron, debido a las penurias económicas que siempre padecieron y a una terrible epidemia que devastó la región, y a la inseguridad por los posibles ataques de los indios, quienes, pese al sentido humano de Escandón, todavía desconfiaban de los blancos y no se sometían a su yugo, males aumentados con el hecho de que Escandón estaba ya deslumbrado con la conquista de la “Costa del Seno Mexicano” de la cual fundaría cerca de 50 prósperas relaciones que con el tiempo darían vida a lo que sería el rico estado de Tamaulipas, región que se denomino con la autorización del rey, como “Reino de Nuevo Santander”.
En esta región del Nuevo Santander, se empeñaría desde el año de 1746 en que un día 3 de septiembre llegó por primera vez recorriendo los agrestes caminos de la Sierra Gorda hasta Soto la Marina, para de ahí continuar con su labor pacificadora que se había iniciado desde 1732 en que logró el control de los indios de Guanajuato e Irapuato que querían formar nuevos poblados sin autorización al igual que en 1734 a los de San Miguel el Grande.
La ciudad de Querétaro no estuvo ajena de conflictos, por lo que Escandón tiene que intervenir con la plebe de esta ciudad, que con motivo de la carestía de este país, quiso asaltar la alhóndiga, pero la prudencia y el valor del conde hizo cesar el tumulto.
Mientras todo eso acontecía continuaba en sus recorridos para pacificar toda la costa del Seno Mexicano, sacando un plano de todo el territorio que recorrió y pacificó por orden del conde de Revillagigedo, virrey entonces de México quien lo título su lugarteniente, ordenando que todos los gobernadores, capitanes generales y demás justicias de las fronteras de la Sierra Gorda les tuvieran subordinados.
Fundó 14 poblaciones en la costa del Seno Mexicano, con 400 familias, (varias de ellas queretanas) haciendo todos estos gastos de su propio caudal, fuera de otras diez poblaciones fundadas con su conquista pacífica sobre el río grande. Innumerables fueron los presidios que fundó así como los ranchos y haciendas de labor y otras muchas obras más de beneficencia que sería muy largo enumerar, baste decir que en sus 50 años de servicio, hizo cuanto bien pudo y gasto cerca de 200 mil de su caudal, fuera de los 15 sínodos de religiosos que a sus expensas mucho le ayudaron a poblar y pacificar la Sierra Gorda y el Nuevo Santander.
Los virreyes, Marqués de Casa Fuerte de Revillagigedo, Marqués de las Amarrillas y Marqués de Cruyllas lo colmaron de honores y títulos hasta llegar a mariscal y noble con el título de Conde de Sierra Gorda, Libre de Lanzas y Media Anata y otros muchos honores que su majestad el rey tuvo a bien conferirle por sus señalados servicios.
Finalmente, Escandón regresa a Querétaro a principio de 1749, donde le toca someter sin grave derramamiento de sangre a sus habitantes sublevados, por el hambre ante la carencia de maíz, y en ese propio año y debido a excelentes y extraordinarios servicios a al Rey Fernando VI, por Real Cédula del 23 de octubre en San Lorenzo, España, le otorga el título de Conde de Sierra Gorda y vizconde de Casa Escandón.
Como datos curiosos añadiremos que el Sr. Coronel de Milicias de la ciudad de Querétaro Don Juan Josep de Escandón de la Helguera, Conde de Sierra de Gorda y vizconde de Casa Escandón, contrajo matrimonio el 30 de abril de 1727, con Doña Dominga de Pedrajo de Revilla, y que sus padres fueron Don Juan de Escandón y Doña Francisca de la Helguera, por entonces radicados en el lugar del matrimonio que referimos, y que la reducción de la Sierra Gorda y del Reino de Nuevo Santander y la costa del Seno Mexicano, ahora estado de Tamaulipas y parte de la Huasteca Potosina, costaron a la corona española en total 304, 849, 005 tomines y 11 granos, muchos de los cuales salieron de los ingresos del Corregimiento de Letras de Querétaro, cuya generosidad no solo propicio la conquista y progreso de Baja California sino de todas las regiones aledañas a Jalpan que ahora pertenecen a Guanajuato, San Luis Potosí, Hidalgo y la Ciudad de México, aparte del estado hermano de Tamaulipas, ya que Don José de Escandón, con familias queretanas la fundó, y porque Querétaro y sus habitantes siempre han sido generosos y pródigos en la tarea de integrar lo que ahora constituye nuestra nación, y que en ese tiempo fueron beneficios logrados para la corona española, gracias a la labor y esfuerzo de este ilustre y distinguido vecino de Querétaro, cuya casa en las hoy esquina de Av. Hidalgo y Allende, con su señorío, da testimonio de la importancia de este distinguido personaje.
Don José de Escandón falleció el 10 de septiembre en 1770 a la edad de 70 años 6 meses 6 días, cargado de méritos y lleno de bendiciones de dios y de los queretanos especialmente de la Sierra Gorda.